Quizás el caso más conocido entre los microbiólogos es el de Howard Taylor Rickkets. Curiosamente también trabajó en la Universidad de Chicago. Hay tres categorías taxonómicas y una especie que llevan su nombre. El orden Rickettsiales, la familia Rickettsiaceae, el género Rickettsia y la especie Rickettsia rickettsii. ¿Y por qué tanto honor? Ricketts era un médico norteamericano que a finales del siglo XIX comenzó a estudiar el hongo que producía la blastomicosis de una forma bastante heterodoxa. Se lo inoculaba y así estudiaba sus síntomas. Lo debió de hacer bastante bien porque la Universidad de Chicago le pagó una estancia de un año en el Instituto Pasteur. En 1902 volvió a Chicago a continuar sus estudios en la blastomicosis, pero entonces otra enfermedad le llamó la atención. Se trataba de la fiebre de las Montañas Rocosas. Durante dos años, él y su asistente J.J. Moore, estuvieron intentando descubrir como se adquiría dicha enfermedad. Al final encontraron que el patógeno era transmitido por una garrapata. En 1909, Ricketts viajó a México a estudiar una epidemia de tifus, pues estaba convencido que por sus síntomas, el microbio causante debía de ser muy semejante al que había estudiado anteriormente en las Rocosas. Y tenía razón, en este caso el patógeno era transmitido por los piojos. Desgraciadamente murió a causa del tifus en 1910.
Otro científico que murió a causa del tifus fue Stanislaus von Prowazeck. Él y su colega, el brasileño Henrique da Rocha Lima, continuaron en Alemania el trabajo iniciado por Ricketts. En 1915 fueron llamados para tratar un brote de tifus surgido en la cárcel de Cottbus. Ambos enfermaron, pero sólo el brasileño sobrevivió. Fue precisamente Rocha Lima quien bautizó a los nuevos patógenos con los nombres de sus desafortunados colegas: Rickettsia rickettsii para designar al causante de la fiebre de las Montañas Rocosas, y Rickettsia prowazekii para la causante del tifus epidémico. Rocha Lima también tiene una especie nombrada en su honor (Bartonella rochalimae), pero afortunadamente para él, no murió a causa de ella.
Y es que a veces, investigar microbiología puede ser perjudicial para la salud
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