El maíz-Bt o maíz transgénico es un planta modificada genéticamente para expresar la toxina Bt de la bacteria Bacillus thuringiensis en alguno de sus tejidos. Fundamentalmente fue desarrollado con la idea de producir un cultivo que no necesitase insecticidas químicos para su protección.
Desde 1938, la bacteria B. thuringiensis era producida a escala industrial como bioinsecticida alternativo a los pesticidas químicos como el DDT. Esta bacteria al esporular produce simultáneamente una toxina. Los cultivos eran fumigados con esporas de este microorganismo. Los insectos se comían las esporas y una vez dentro, la toxina se activaba debido al pH alcalino del tubo digestivo del insecto. La toxina mataba al insecto y ahora la espora de B. thuringiensis se encontraba en un medio nutritivo /el cadaver del insecto) listo para su consumo por la bacteria.
Pero los bioinsecticidas, y muchos insecticidas químicos no son muy efectivos contra los insectos que atacan a la planta desde dentro, como es el caso del taladro del maíz. Alguien tuvo la feliz idea de mezclar ambos mundos. Producir una planta que en sus tejidos sintetizase la toxina de B. thuringiensis. Eso implicaba tomar el gen de la bacteria e introducirlo en el genoma de la planta. Es decir, crear una planta transgénica.
Imagen cortesía de Syngenta
El proceso por el cual se llego a producir dicha planta es muy interesante, pero también muy largo para explicarlo aquí. El caso es que desde hace nueve años, en España se cultiva maíz transgénico productor de toxina Bt. Aunque en el conjunto nacional la superficie dedicada es el 15%, en Cataluña se ha llegado a usar el 60% de la superficie disponible para maíz, en Aragón el 40% y en Castilla-La Mancha el 12%. Estos investigadores se han dedicado a comparar los indicadores económicos entre agricultores que han plantado dichos cultivos y los que no lo han hecho durante los años 2002 a 2004.
Lo que han encontrado es lo siguiente. El rendimiento de las cosechas parece ser mayor para los agricultores que han plantado maíz transgénico que para los que no, aunque estadísticamente las diferencias no parecen ser muy grandes. El precio pagado por el maíz transgénico es similar al del maíz normal, luego los agricultores que plantaron maíz-Bt han ganado más dinero. Unos 122 euros más por hectárea (la hectárea de maíz rinde unos 1250 euros, la de maíz transgénico unos 1370). Es decir un 10% más de ganancia por hectárea.
En cuanto a los gastos de producción del maíz han encontrado bastante variabilidad. Uno de los gastos importantes que han tenido los agricultores que cultivan maíz normal ha sido el uso de pesticidas para controlar al taladro. Aquí los investigadores se han encontrado con un hecho curioso. El taladro del maíz sólo es sensible a dichos pesticidas durante la época de la puesta. Pasado ese tiempo los pesticidas son inefectivos. Pero muchos agricultores siguen usando pesticidas a pesar de ello (un 58%). Incluso hay un 30% de agricultores que plantan maíz-Bt utilizan los pesticidas, aunque en menor cantidad que los que lo hacen con el maíz normal (tres veces menos). Supongo que es un caso de mentalidad "más vale que sobre que no que falte", pero esto hace incrementar el coste de producción del maíz.
Se realizó también una encuesta en la que se preguntaba a los agricultores la razón por la que elegían plantar o no plantar maíz-Bt. En el caso de los que plantaban maíz-Bt, la razón principal era "disminuir el riesgo de daño a las cosechas por el taladro del maíz", la segunda "obtener mayores rendimientos" y la tercera "Mejorar la calidad de la cosecha". En el caso de los que siguen con el maíz normal la principal razón era "Prefiero no cambiar mis cultivos. No me gusta el cambio", la segunda "No creo en esta nueva clase de productos" y la tercera "Las semillas son mucho más caras".
Los autores reconocen que es sólo una la primera evaluación a gran escala del impacto económico de dichos cultivos y que hacen falta más seguimientos y estudios, pero parece que los cultivos transgénicos están aquí para quedarse.
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